¿Qué son las habilidades socioemocionales?

La educación socioemocional (ESE en delante) tiene como finalidad desarrollar habilidades socioemocionales (HSE en delante) que contribuyan al bienestar personal y social de los individuos (Bisquerra, 2001; SEP, 2017).

​

La ESE se enfoca en habilitar a las personas con estrategias y herramientas para enfrentar el mundo con mayor fortaleza y resiliencia emocional, a través de habilitar de forma explicita la inteligencia emocional (IE) y sus competencias asociadas, definida la primera como: 

​

“la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emociones; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos que facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual” (Salovey y Mayer, 1990, p.10).

​

En ese sentido, una persona emocionalmente inteligente es aquella que tiene la capacidad de identificar, comprender y manejar las emociones propias y las de los demás; un “pensador con corazón” (Salovey y Mayer en Bisquerra, 2020). La IE, a su vez se asocia con el desarrollo de las HSE, capacidades que pueden ser adquiridas mediante la educación socioemocional (Bisquerra, 2009).

A partir de lo anterior, se entiende a la ESE como un proceso educativo continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias socioemocionales como elemento fundamental para el desarrollo integral de una persona. En ese sentido, desde el punto de vista epistemológico, la ESE pretende transformar la máxima cartesiana que define al ser humano, como un organismo que “piensa y luego existe”, dando al procesamiento emocional la importancia biopsicosocial que merece (Chao, 2020); es decir, en un primer momento, romper con la dicotomía que define al individuo como un ser predominantemente racional, dejando a las emociones en un segundo plano, para adicionalmente, reconcebir al pensamiento, y a la cognición humana, como un estado interrelacional entre emoción y cognición, que da lugar un pensamiento emocional (Immordino-Yang, 2018), o a una cognición afectiva (Chao, 2017).

Las emociones están presentes en todo proceso de aprendizaje, y por tanto de enseñanza, y afectan directamente la construcción del conocimiento y la formación de los individuos: aprender emociona, y lo que emociona se aprende mejor. Por esto, todo proceso educativo (formal o no formal) debería contemplar el educar habilidades socioemocionales, tales como, el autoconocimiento, la autorregulación, la empatía, la conciencia social y la autonomía, entre otras. Las HSE son herramientas que le permiten al individuo entender y regular sus estados y respuestas emocionales, comprender las emociones de los demás, sentir y mostrar empatía por los otros, establecer y desarrollar relaciones positivas, tomar decisiones responsables, así como definir y alcanzar metas personales (CASEL, 2017; SEP, 2017); esto hace posible que la persona enfrente con éxito las demandas de un mundo cambiante, complejo e incierto.